A la hora de comprar una vitrina heladera para tu local es necesario tener en cuenta una serie de elementos para que cumpla de forma adecuada su función y no te encuentres con una máquina en tu local que solo ocupa espacio para nada.
Lo primero que debes decidir es la zona en la que irá colocada la vitrina. Mide con cuidado el espacio para asegurarte de que la máquina que compres encajará perfectamente. Si no quieres arriesgarte, lo mejor es que dejes unos centímetros de margen para estar seguro de que no compras una demasiado grande para tu local. Devolver una máquina de estas características puede resultar un engorro, por lo que no compres una “por probar” si cabe.
Otro factor a considerar es la eficiencia energética del aparato. Al igual que ocurre con otros productos como los armarios refrigerados la medida es importante. Si adquieres una vitrina refrigerada más grande o con más potencia de la que necesitas, lo notarás en tu factura de la luz. Es por eso que debes ser realista con tus estimaciones y no comprar cualquier tipo de refrigerador. Pero tampoco deberías comprar una vitrina con una potencia demasiado baja. Es cierto que de esta forma ahorrarás en tu factura de la luz, pero te arriesgas a que el producto no se conserve de forma adecuada y te encuentres con que se ha estropeado y lo tienes que reponer.
Para evitar que el helado se estropee, además de ser consecuente con el tamaño y la potencia de la máquina, puedes tomar algunas medidas en la manipulación de los productos. Por ejemplo, de noche no es necesario que los helados permanezcan expuestos. Mientras tanto, cuando el local está cerrado al público, puedes trasladar los productos de las vitrinas expositoras a las cámaras de congelación, donde las temperaturas son más bajas y controladas. Así estarás seguro de que al día siguiente el helado estará en perfectas condiciones para ser servido.