La convección es un proceso natural por el que un gas o líquido que se encuentra a baja temperatura recibe calor de otro gas o líquido que se encuentra a una temperatura mucho más alta. Esto crea un flujo de calor que causa el movimiento de esos fluidos: el más cálido se desplaza, dejando un espacio libre que será ocupado por el fluido a más temperatura.
En la cocina, aplicamos la convección para hornear, que tiene como base la transferencia de calor entre las resistencias del horno, que alcanzan temperaturas muy altas, el aire en el interior del horno y los distintos alimentos. En el proceso de convección, el uso de la ventilación interna del horno permite calentar lo depositado en su interior. La continua sustitución del aire frío por aire caliente y el reparto del calor en el interior mantienen una potencia uniforme y eficiente.
Con un horno de convección las mejoras son más que evidentes, consiguiendo un mejor resultado en nuestros alimentos y reduciendo el tiempo de funcionamiento.