Si bien es cierto que las vitrinas verticales refrigeradas están diseñadas para la conservación de la temperatura ideal en todo momento, hay factores que pueden hacer que la temperatura sufra un aumento. Esta subida de temperatura podría provocar que el alimento almacenado en el interior se deteriore o que las bebidas no se encuentren a la temperatura perfecta en el momento de ser servidas. El sistema de la propia vitrina intenta prevenir esto: cuando detecta variaciones en la temperatura del interior, gracias a su termostato integrado, aumenta la potencia para recuperar lo antes posible la temperatura previa.
Estas subidas de temperatura se pueden producir, por ejemplo, por introducir alimentos calientes sin esperar a que alcancen la temperatura ambiente. El esfuerzo que debe hacer la máquina para enfriarlo es mucho mayor, lo que conlleva un pico en la energía utilizada. Otra acción que puedes evitar y que también aumenta el gasto energético es la de dejar las puertas abiertas mucho tiempo. Lo ideal es abrirlas solo el tiempo necesario para coger lo que necesites del interior de la máquina, volviendo a cerrarlas inmediatamente después. De esta forma el frío del interior se conserva mucho más fácilmente.
Con sencillas precauciones puedes contribuir a la eficiencia energética de la vitrina refrigerada, que repercutirá en un ahorro en tu factura de la luz. Puede no parecer gran cosa, pero tras meses de uso el gasto que conlleva el mal uso de estos aparatos puede suponer un gasto notable.